jueves, 26 de enero de 2012

Verdad y escritura

La posibilidad de haber muerto sin haber escrito nada notable, nada que merezca la pena ser leído. Es una nueva dimensión de la prisa. Lo que antes era prisa por sí misma, una extensión del ego, ahora es prisa porque el tiempo se acaba. De hecho, ya podría haberse acabado.

Estoy viviendo de más.

Hemos hablado de la mentira y de la poesía. La poesía sirve para camuflar la verdad. Es fácil escribir un poema y esperar que se den varias coincidencias improbables: la primera que alguien lo lea; la segunda que además de leerlo lo comprenda; la tercera que eso que ha comprendido coincida con la verdad que uno quería mostrar.

¿Uno quiere mostrar la verdad?

Hemos hablado de la mentira y el diario. Es imposible llevar un diario. ¿Es necesaria la verdad en un diario?

Imaginemos algo: imaginemos que vamos a escribir un texto que sabemos que nunca nadie va a leer. ¿Seríamos así más sinceros?