domingo, 22 de enero de 2012

Empezar a escribir

Voy a empezar a escribir. Entre voces distantes y vanidades, voy a empezar a manejar mi modélica soledad.

Cuéntame tu historia. ¿Tienes algo que contar? Responde. Si es así, siéntate a mi lado. Te escucharé con todas mis fuerzas. Te atenderé y te amaré. Nadie más te va a prestar nunca tanta atención. No tengo nada más que hacer.

Si no tienes nada que contar, pero estás dispuesto a escuchar, dímelo, también puedes entrar y sentarte conmigo.

Mi cuerpo está herido. No podrá atenderte como quisiera, pero te ofrece lo que tiene. Te ofrezco lo que tengo. No sé si te gustará ni si será suficiente para ti.

Si yo encontrara algún sitio en el que me gustase todo, sería mucho más feliz. Pero no, no lo hay.