domingo, 1 de mayo de 2011

Verdetriste

Cada vez me acompaña más la soledad (…) Antes de comer me voy a dar unos paseos por el jardín, que huele verdetriste, que perfuma de ausencias y de nada. En la parte de atrás había un chopo blanco que olía a galgo y a Soria. Ahora mismo no sabría decir si sigue ahí o lo talaron por alguna razón. Voy a levantarme a mirarlo.

Así es, son días que huelen verdetristes. Mi jardín también huele así. No hace ni un mes que murió Bergman y ayer murió Paco Umbral. Así acaba el libro de los suyos que más ha llenado mi vida, Diario político y sentimental. No es la maravillosa elegía novelada de Mortal y rosa ni la lengua afilada y punzante, a veces también certera, de Las palabras de la tribu, pero tiene mucho de ambos y de todos sus libros y sobre todo tiene su prosa, una prosa que siempre extraía belleza de donde no la había, una prosa que se convertía en la auténtica protagonista del libro, de todos sus libros.

        Hacía ya bastante tiempo que sus artículos dejaron de interesarme. Demasiados agradecimientos. A Pedro J. Ramírez por montar su proyecto sobre la piedra angular de su artículo diario, y lo que es mucho peor, a Aznar por el Cervantes. Claro que lo mereció, pero también creo que ahí fue donde empezó a dejarnos. La maldición del Cervantes que sólo se saltó Torrente Ballester con Filomeno a mi pesar.

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